domingo, 13 de diciembre de 2009

Alzheimer

Siempre me han gustado esas manos que ahora se engarfian, moteadas y torpes.

Sé que cocinaban con pulcritud, con gesto prusiano. Recuerdo cómo, en una coreografía lenta, santiguaban a su dueña cada día. Las sentí acariciar mi cabeza infantil, las vi tejer chaquetas diminutas.

Aquellas manos se deslizaban sobre el piano e interpretaban a Chopin, aunque preferían los zorzicos que traían de vuelta el hogar norteño abandonado.

Hoy se agarran con fuerza entre sí. Se retuercen, y les da miedo tocar a nadie, porque no están muy seguras de si ese señor que contesta de modo algo brusco será su hijo o un desconocido que viene a llevárselas lejos, harto de que le cuenten cómo les gustaría volver a ver a su madre mientras preguntan -otra vez- quién es la niña que sonríe en la foto.


viernes, 11 de diciembre de 2009

J.

Me pidió que viajase con él. Me prometió enseñarme los rincones más románticos: juró que huiríamos de los parisinos ariscos y beberíamos vin rouge a morro. Me comparó con una pintura intuida que por fin puede contemplarse en su esplendor.

Fue sincero, y sencillo.

Fue un encanto.

Tú me miras en silencio, mientras él se retira.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Panorama

El de mirada torva y aspecto de jugador de rugby escocés resultó ser un camionero gallego emigrado a Andorra que pagó todas las copas sin alardes. El que lucía una barbita cuidada apenas podía controlar sus torpísimas manos. Y, como las puso en todas las mujeres que le rodeaban, acabó bailando sólo: nos gusta la dedicación, amigos.

El autodenominado "number one" era simpático, pero estaba demasiado borracho; y yo no sé mantener conversaciones inconexas con desconocidos. Sin embargo, reconozco que en confianza puedo balbucear incongruencias como la mejor.

El de la esquina que se comunicaba a través de notas borratajeadas se retiró pronto y me quedé con las ganas de saber cómo acababa la historieta.

Al volver a casa pensaba en ti. Auch. No vuelvo a beber.

martes, 1 de diciembre de 2009

Vernissage

No, para brillar no hace falta adornarse de adverbios de humo, de léxico que no atina; como una flecha ornada con tantas plumas que apenas vuela una milésima de segundo antes de caer a plomo.

Qué suerte tener tanto por leer, cuántas películas he de llorar aún, y qué de músicas me quedan por escuchar mientras me quedo sin respiración.

Qué suerte saber que, a pesar de los pesares (de esta sociedad), sobrevive la autenticidad en algunos creadores.

El pan de oro se ponía por debajo de las pinturas: el Maestro rascaba despúes y lo hacía surgir, armonioso. Ese es el truco: lo que está a la vista no es real.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Traición

No me preguntes cómo, pero he visto un futuro en el que tiro mis armas y me niego a seguir si no es apoyándome en ti. La constancia es adictiva, y cómo no caer en la tentación de sentirte más mío que de nadie, si te he atrapado. Y lo he hecho con estas verdades en las que me apoyo: tan frágiles como la tela de araña que he tejido para ti.

Me avergüenza actuar por pulsiones animales: desearte tanto como para recorrer doscientos kilometros ataviada sólo con una gabardina y unos zapatos de tacón, y llegar a ti en un terrible estado de entrega y excitación; o escribirte más de cien cartas en las que me muestro sin ambages, siempre sin esperar respuesta.

No me preguntes por qué, pero sé que cuando desee olvidarte me va a costar sangre, sudor y muchas lágrimas. No quiero tener que hacerlo. No quiero que ese día, que ya he presentido, llegue nunca.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Y esta vez va en serio

"como" se escribe ce-o-eme-o, y no, no puedes tomar un trozo de chocolate antes de cenar. Vale, luego vemos otra vez la peli de dibujos, pero acaba las sumas. Sí, ya sé que te escuece, ¿ves? si soplo parece menos el dolor. Porque lo digo yo, no creas que me gusta tener que perseguirte. Sí, el agua puede gastarse aunque parezca que hay mucha en el mar. Tienes que ponerte las zapatillas, siempre vas con los pies negros, y ya hace frío. Pegar a los más pequeños es de macarras, aunque ya sé que tu hermano es un ladino y ataca sin avisar. Lo ordenas tú, majete, que tú lo has desordenado. Ya, ya sé que eso es de malas madres.

Dame un beso, enano.

martes, 24 de noviembre de 2009

Separación de bienes

Cuando no me entendía -cuando yo estaba triste y la ignoraba, o iracunda, y la despreciaba- Tinta me miraba con los ojos muy fijos y ladeaba la cabeza. Una de las orejas le balanceaba, inmediata, y la cola se quedaba muy tiesa, muy larga sobre el suelo. Sé que quería moverla pero ni siquiera se atrevía.

Yo, entonces, tras esos segundos, me daba cuenta de que mi aspecto no era bueno e intentaba reconstruirme. Para ello, lo primero que hacía era tocarla, notar su lomo calentito y brillante; luego, el frío de la nariz. Le pedía perdón por mi desgana y rascaba su tripa rosa. La cola, entonces, se liberaba a toda velocidad y hacía un ruido sordo, acompasado, al chocar contra la pared.

Muchos perros son mejores que sus dueños.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Satélites.

Elegí serte leal.

No lo sabes, claro. Tampoco es necesario mostrar todas las cartas.

Pero algo intuyes.

Descubrí tu persona -de improviso y sin buscarla- en el momento exacto en que todo giraba menos yo. Y decidí aferrarme a ti para volver a dar vueltas junto al resto.

Pero nunca quise que abandonases tu órbita, ni pretendo conquistarla para forzarla a nuevas elipses que seguro me serían más amables.

Elegí serte leal y permanecer paralela, a tu lado: sin colisionar, sin destruirte para así hacerte mío; sin alejarme cuando me mostrases tu parte más oscura.

Satélites aún no sé de qué.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Revelación.

Hace días lo comprendí.

Se trataba de esa música, en particular, que es eminentemente masculina. Salida de las entrañas. Duelos a muerte entre dos músicos. Improvisaciones que las mujeres sólo atemperan, suavizan, adornan e incluso inspiran. Pero que con poca probabilidad podrán llegar a interpretar en igualdad de condiciones.

Masculinidad y hormonas en cada fraseo.

Hubiese dado cualquier cosa por tirarme al bajista en ese mismo instante.

Esa manera de perder el control -los músicos y el público- es jazz.


jueves, 29 de octubre de 2009

SEMINCI

Compras las entradas expectante. Porque la versión original, las películas raras -esas que al parecer sólo comprenden unos pocos estetas- llegan escasas a provincias. Y porque, de algún modo, caes en la tentación y te sientes especial; o haces un paréntesis en la costumbre cinéfila de las ciudades pequeñas que comprende: peli, pincho, cotilleo (divorcio, embarazo, polvo no tan discreto como debiera).

Y guardas cola, y lees la reseña, y te sientas lejos de tus amigos porque eres un cinéfilo y en realidad vas a ver esa supuesta joya que, de pronto, chirría, porque una protagonista no se crea a golpe de melena; ni una historia es más fidedigna porque la actriz porno interprete a la puta de lujo, o se mencione todo un catálogo de lencería...¡o a Zara! -quiero suponer que en una concesión a la realidad, aunque no me extrañaría que hubieses algún acuerdo mercantil de por medio-.

Porque en realidad, y aquí está el problema, si no hay algo bueno que contar, aunque sea sin medios, apenas hay nada que hacer. Prefiero una buena historia que cien rodeos.

Es muy difícil hacer buen cine, más aún si lo que se muestra es el reflejo de lo más hediondo de la sociedad (la riqueza ganada sin esfuerzo, la defensa de la belleza como paradigma del triunfo, la superficie de las personas como exponente de lo que guardan, o de lo que jamás serán). Si he de elegir prefiero llantos, lágrimas, vómitos, sudor, angustia, cuerpos imperfectos. Reniego de la exaltación del lujo si no lo justifica la historia, porque me da miedo lo que estamos legando a nuestros hijos.

Y sí, la calle Santiago se adorna con una enorme alfombra roja por la que nos paseamos los vallisoletanos, pero me gusta pensar que todavía queda un poco de esa rugosidad castellana que cantara Unamuno y que si hacemos como que no reconocemos a los actores es sólo porque aún tenemos autenticidad.

O puede que sólo seamos una panda de gilipollas...


miércoles, 21 de octubre de 2009

Macho

La soledad ha traído consigo el aprendizaje de gestos que hasta ahora consideraba exclusivos de aquellos tocados por el dedo del bricolage, la estrella de la habilidad, la suerte del manitas.

Parece mentira la facilidad con que se asume la inutilidad propia, siempre y cuando haya alguien dispuesto a sacarnos las castañas del fuego.

Bien, no es una gran hazaña. Pero, inmediatamente, al descubrir en mí esta sorprendente capacidad para cambiar siete halógenos fundidos o instalar una lámpara he recordado aquella habitación propia de la Woolf.

Y ya me veo pintándola de color "té verde". O de algún otro tono incomprensible para los hombres.

viernes, 16 de octubre de 2009

Vinteuil

Tendrá que existir una comparación en la que salgas perdiendo. Me niego a creer lo contrario.

No puede ser -porque de todos es sabido que la perfección no existe- que la columna de pros se estilice tanto, que la de contras sea un tocón inerte, sólido y de tamaño invariable en donde reinan esos muñones que en realidad resultan enternecedores.

La inmensa probabilidad de estar errando en la percepción de la realidad, el hecho irrefutable de que mis propios sentidos se estén engañando (lo sé, lo sé) me sirven de acicate, y aumenta mi deseo de volver a tener el control para conseguir percibirte más como un igual.

Esta mañana me he sorprendido -sorpresa desagradable- echando de menos tu ceño fruncido. Lo malo es malo siempre, y ahí es donde debería ser capaz de llegar.

Pero me he vuelto a perder por el camino de tu persona.

martes, 13 de octubre de 2009

Déjà vu

La gente que me cae mal por lo común adolece de una inmensa previsibilidad. Antes de abrir la boca (y por lo común a destiempo) sé qué van a decir, porque se apoyan en creencias únicas. Monocelulares. Monolíticas.

Por alguna extraña razón, con el paso del tiempo me doy cuenta de que aquellos que son incapaces de reinventarse, o de reirse de lo que creen, invariablemente acaban por resultarme muy pesados, asfixiantes y bastante odiosos.

Y me disgusta verme torcer la nariz ante alguien, sólo porque vaya a hablarme de nuevo (otra y otra y otra vez) sobre los viajes que "tantísimo disfruta", su pasión por coleccionar dedales de madera, qué actitud mantiene ante la política de reciclaje de bombillas o cómo evolucionó la generación del 98. Pero lo hago. Y me niego a darles otra oportunidad, aterrada ante esa habilidad para clonarse a sí mismos.

Así que sí, tú me caes bien, porque nunca sé qué movimiento dramático vas a improvisar. Y tú, que te mantienes siempre con la misma actitud sonriente y de ilusión por la vida -no importa lo que venga- me caes tremendamente gorda.

domingo, 4 de octubre de 2009

Paseo

Nos separan la distancia y los tempos (tú: adagio, yo: molto vivace), los límites impuestos y el pasado que arrastramos.

Nos unen el gusto por las mismas cosas, la necesidad de sabernos acompañados, el temor a mirar a la vuelta de la esquina del mañana y reencontrar viejos conocidos, recuerdos desagradables que nos obliguen otra vez a agachar la cabeza.

Lo mejor, es que poco a poco, hemos recolectado mazorcas reventonas de vivencias y muecas y carcajadas.

¿Damos juntos una vuelta más a la manzana?


martes, 29 de septiembre de 2009

Luz

Yo nunca había pisado los cantos mediterráneos: jamás había abandonado la arena de terciopelo de las costas norteñas.

Acostumbrada a esas playas, eternas, me sorprendí acurrucada en una breve curva; un paréntesis blanco y gris, brillante, que lamían olas efímeras, golpes de aliento.

No importaba cómo se clavaban las piedras en los pies desnudos: quemaban al sol, estaban vivas.

Escondí una entre mis prendas y nos prometimos volver.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Aire

G. era impecable en las formas: un perfecto caballero. Su sola presencia traía ecos de algunos retratos de Singer Sargent, o de esas últimas reproducciones de los zares de barba pelirroja y afilados ojos azules.

Fascinaba observar el ángulo perfecto que formaba su espalda al besar la mano de su madre, su capacidad para anudarse la corbata de siete maneras diferentes, el modo de acariciar y reconocer los tweeds.

No fue nunca un buen esposo. Tan pendiente estaba de los arabescos, de la sociedad, de los breves jeribeques con que debía adornarse su matrimonio... que la ternura quedó siempre relegada al compromiso, y esta era más representación que creencia.

Ahora no sé cómo está, y me da miedo asomarme siquiera a un borde de su alma.

Aunque a veces recuerdo cómo escapaba de sí mismo entre mis brazos, un segundo, y cómo inmediatamente se avergonzaba de su debilidad y luchaba por recomponer el gesto, ordenar el hogar.

Bailemos. Somos libres.

lunes, 14 de septiembre de 2009

F.F.

Aborrecía las masas. Aún lo hago. Pero, por haberme dado unos días de paz interior (o mejor dicho, de irreflexión, de ímpetu desatado) me he convertido en una más.

Con todos esos iguales me he emborrachado, y me he dejado las cuerdas vocales en cánticos prácticamente tribales.

Digamos que para poder criticar algo es necesario conocerlo desde dentro.

Digamos que la resaca me ha durado casi tres días y que todo lo que he hecho será negado fervientemente tanto por mí como por todos mis compañeros.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Perfecta

Quiero emborracharme entre tus brazos. Que por fin me veas desencajada. Quiero que me ayudes a llegar tambaleante aunque sea hasta esa esquina, entre dos coches, sobre un charco.

Necesito mostrarme ante ti fea, banal, previsible, aburrida, sin peinar. Enfadada, incongruente, impaciente. Quiero exigir atenciones como una niña caprichosa. Ordenarte que me mires, que me cantes, que me abraces aunque no te apetezca.

Y después, cuando haya sacado toda la artillería, cuando ya no pueda ser más desagradable, o más real, por ser yo el cúmulo de mis defectos. Después, te digo, darme cuenta de que también te conmueve todo eso tan malo que hay en mí.

Pero no me atrevo.

lunes, 31 de agosto de 2009

Asidero

Te estaba esperando: sabía que llegarías pronto. O tarde. Pero seguro.

El momento era casi lo de menos, si ya he aprendido a domar el tiempo, a hacerme fuerte en la espera, a aliarme con la lentitud del segundero armada de aficiones: trincheras ante el aburrimiento, espías de la inconsciencia.

Te miraba de lejos casi burlona, porque te he conocido antes de encontrarnos, y te he reconocido inmediatamente.

Por mucho que pese la realidad, es todo bastante maravilloso.

viernes, 21 de agosto de 2009

M.

Hay en tí una energía distinta: pausada, quemada y renacida como un fenix, ardiente pero no abrasadora.

No sabía cuando te conocí cómo agradecería el intercambio de confidencias, los abrazos entre el humo, los bailes en que se pierde la consciencia de dónde estás, quién te mira.

Y admiro, sobre todo, tu capacidad para identificar lo que necesito: una conversación liviana, un abrazo reconfortante, la ausencia de ironía en tus juicios.

Me devuelves la fe en la amistad, y con ella cierto amor al ser humano.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Tablas

En algún momento, no sabría decir exactamente cuándo, su sonrisa femenina empezó a parecerle una mueca.

La entrega que ella le demostraba, hasta entonces tan halagadora, pasó a ser una especie de servicio un poco asfixiante, costumbre agradablemente aceptada al fin y recompensada apenas con algún instante de atención.

Se escudó en ese libre albedrío que conforma el acercamiento entre dos seres:"Nada te ata a mí salvo tu voluntad. No voy a pedirte que te quedes".

Debía haber sabido, él, tan frío, cuán inmenso es el poder del despecho.

Debía haber sabido, ella, tan observadora, que nadie le había pedido nada.

La torre, el alfil. Amores imposibles.

lunes, 17 de agosto de 2009

Retorno

Sentada sobre la arena -mullida, ardiente: cúmulo de sol e historias- abrazé mis rodillas, apreté los dientes, cerré los ojos.

En esa oscuridad todo parecía mucho más claro: el golpe de las olas acompañaba mi modorra. Las risas ajenas ya no sonaban tan desagradables.

Sé que no envidio los cuerpos esbeltos, las melenas feroces, los saltos audaces. Tal vez un poco a aquellos pequeños grupos familiares que proyectan, de nuevo, una imagen pictórica debajo de sombrillas azules.

Vuelvo sin saber bien qué esperar.

Y no encuentro consuelo en la costumbre.


lunes, 20 de julio de 2009

Nana

Mientras canto trato de moverme lo menos posible; su remolino rubio me hace cosquillas en la nariz, y la arrugo para contener un estornudo que destruiría mi obra. Intuyo en la respiración tierna y pesada que ya casi está dormido, pero aún se sobresalta ante mis silencios, así que da capo.

Mi voz, monótona, crea una muralla. A este lado estamos tú y yo. ¿Ves?, ahora somos inalcanzables. Y estamos suspendidos en la noche, cercados por retazos de una realidad que se desmenuza sólo con rozarnos.

Paradójicamente, quien se asusta al abandonar sus brazos diminutos soy yo.


miércoles, 15 de julio de 2009

Botánica

Había un jardín y planté lavandas, budleias, lilos y una higuera. Hice que olivasen los pinos para que creciesen armoniosos. Su sombra, en verano, era calurosa. Las abejas zumbaban sin amenaza sobre las flores moradas.

Al marchar me prohibí mirar aquellos árboles, tan fuertes.

Ahora riego cada mañana una maceta con menta, otra con azucenas naranjas que empiezan a marchitarse; y contemplo, asombrada, la gardenia florecida a pesar del calor.

Acaricio las hojas, rememoro el olor pasado.

Recuerdo, y prefiero esto. Porque es mío.



martes, 14 de julio de 2009

Viaje

Me duenta Emilio que en Sarajevo han empezado a sacar las terrazas a las plazas antes que a reconstruir los edificios. Que, tras la guerra, ríen más que lloran y todos quieren volver a empezar, sí, pero sin dar tregua a la sonrisa, a la calle viva.

Emilio está, como tantos, asustadísimo, porque la felicidad se le ha ido de las manos.

Es un hombre amable que se acaricia la barba prematuramente entrecana mientras esconde en su sonrisa el aguijón de los recuerdos crueles o de las esperanzas rotas o de la incapacidad para entender cómo ha llegado a esto.

Emilio, y yo también -me digo-, debe hacer como los bosnios.

Plantemos sombrillas y mesas entre los escombros.


domingo, 12 de julio de 2009

Espía

De pequeño pegaba su ojo oscuro a la cerradura y veía las siluetas de sus padres moverse, discutiendo, encerrados: con una silla bloqueaban el picaporte, y él jamás pudo entrar a rogar silencio.

Le prohibían el paso.

Pero le otorgaban la limosna del murmullo in crescendo.

Y él se esforzaba por identificar en esas voces terribles aquellas que minutos antes le habían dado las buenas noches, aleteando y arrullándole con besos, mientras temía que nunca más volvieran.


jueves, 9 de julio de 2009

Canturreo

Tuvo que hacerlo. En realidad apenas le costó dejar de pensar en ella, o en un hipotético y omnipresente "nosotros". Ni siquiera estaba claro que algo así existiese.

Culpemos a la estética: "No pretendo justificarme, pero llevaba un chaleco negro, y un sombrero del mismo color. Ella era negra, también, y sonreía a todos los hombres. Luz en su mirada y en su voz".

Comprensible. Jamás se le culpó de deslealtad.


La venganza se reduce, ahora, a un himno bajo la ducha:


martes, 7 de julio de 2009

Declaración

El mar seguía, claro. Cómo no iba a estar. Y permanece ahora que nos hemos marchado.

Por supuesto: callé todos los versos que subían por mi garganta cuando pisamos juntos otra vez la playa, e improvisé un chiste sobre aquellas suecas achicharradas. Procuré que las carcajadas sonaran sinceras aunque yo distinguía, aterrada, palabras de devoción en cada quiebro de mi aliento.

Sólo flaqueé cuando me vi en tus ojos, muy cerca, acunada por más vino del que debería haber bebido.

No me arrepiento de haberte amado verbalmente, también. Pero lo que una dama hace borracha jamás se comenta.

martes, 30 de junio de 2009

Cocinera

Saco el salmon, iridiscente, de entre los plásticos nebulosos; es la miniatura de un atardecer polar sobre el marmol. Hay una selva en el último cajón de mi nevera: brotes verdes abrazados a frutas raras.

Y todos los olores de una medina oriental al abrir el armario especiero.

Viajes de los sentidos.

Sola no se está nada mal.

Pepino

Me regodeo en lo vulgar porque me he librado de ti y te he encontrado a ti. Tú eres más exquisito que él, y él resulta más inamovible que tú. He huído, me he abalanzado. De uno y sobre el otro.

Vosotros no entendéis nada, pero la ginebra habla por si misma.

Siempre hay esperanza.

lunes, 29 de junio de 2009

Contrato

Y tú dices que estás a gusto, como con una manta, con un gato ronroneando sobre tus piernas, una sopa recién hecha, el sol templado a través de los párpados cerrados, el sonido de las hojas de los chopos agitadas brevemente por el viento.

Me resigno a igualarme a esos detalles.

Pero confieso que hubiese querido ser, al menos por un día, equiparable a un huracán.

viernes, 26 de junio de 2009

Metamorfosis

Eras perfecto: tu presencia resultaba brillante entre mis brazos, a mi lado.

Incluso en la distancia.

Nada, absolutamente nada, podía empañar tu recuerdo.

Y de pronto te descubrí humano: cargado de defectos. Llevabas unos calcetines viejos y tu carácter oscilaba, errabundo. Deidad transformada en hombre asustado, enfrentado incansable a la vida.

Desde ese momento te quiero más.

Tu debilidad te hace fuerte.

jueves, 25 de junio de 2009

Obras

No puedo pensar en silencio porque cada palabra resuena en mi cabeza y siempre es demasiado clara, demasiado evidente, tan enorme que una me distrae de las demás: pienso "boca", y -salvo que tenga los sentidos entretenidos con alguna melodía de fondo- no consigo salir de eso: de unos labios, la voz, los dientes, la lengua, qué come, qué dice, boca infatil, boca cerrada para siempre, apretada por la ira o abandonada en el borde de un vaso.

Por eso, en cuanto me levanto (al amanecer, o a horas avergonzantes: muerte a la rutina) suena música. Así logro encauzar las ideas.

(Pero esto: este martilleo incesante -la obra eterna bajo mi balcón- me está llevando a una nueva dimensión del razonamiento guiado por los sonidos. Cualquier germen de idea termina, indefectible, con la conclusión de atacar a la cuadrilla y ensañarme, especialmente, con el de la máquina infernal).

martes, 23 de junio de 2009

San Juan

Me quito una hormiga del brazo: sin darme cuenta de la crueldad que implica la he aplastado entre la hierba. Después me arrepiento.

Brillo, porque es verano y porque la crema y el sudor se han mezclado. Me niego a entrar en el agua: sigue estando tan fría como otros años.

El calor me aturde e intento leer. Sobre mi cabeza mil cigarras repican incansables y las horas se han suspendido en una escena atemporal.

El aire es de cristal.

No sé cuántos años llevo así.

sábado, 20 de junio de 2009

Encuentro

Las hormigas que se frotan las antenas para comunicarse; los pájaros que en pleno vuelo saben hacia dónde dirigirse adelantándose, todos a la vez, a la voluntad única del grupo; los perros que asumen que el pequeño manda y el grande obedece. Esos comportamientos incomprensibles y férreos aparentemente humanos.

O puede que yo sea un poco más animal, más salvaje de lo que creo. Porque te he reconocido en medio de la manada, como a una igual. Sin alfas.

Atávico, y arrollador.

Rendida a mis instintos.

jueves, 18 de junio de 2009

Efebo

Pasó por mi cama gimiendo y mordiendo, tal como yo había deseado.

No entendía mucho de lo que le susurraba y cuando le dije que parecía una estatua griega me contestó, tras pensarlo aparentemente despacio y frunciendo un poco la frente infantil: "Eso es bonito".

Era increiblemente guapo, olía bien, y ni siquiera estoy segura de su nombre.

Atesoro su tacto.

Qué suerte poder quedarme con el recuerdo de su imagen intacta y jamás corrompida por la realidad.

Perfecto ya para siempre.

miércoles, 17 de junio de 2009

Verano. Caza.

Llevo diez días sin que nadie me bese el cuello, me acaricie la espalda, me muerda las piernas. Diez días sin sexo, los mismos que llevo sin verte. Y no es la primera vez, ni será la última.

Pero hoy, no sé por qué, noto un enorme vacío distinto a tu ausencia. No te deseo a ti. O sí, da igual.

Lo de menos es quién sea él. Apenas necesito más que su nombre. Esta noche no quiero dormir, ni hablar, ni bailar. En lo único que puedo pensar es en meterle en mi cama y follar hasta que se haga de día.

martes, 16 de junio de 2009

Tabla de gimnasia

Un, dos, un, dos: doblégate, no protestes. Cuesta, ¿eh?.

Pero tú puedes, venga: toma aire y no lo sueltes hasta haber tragado un poco de tu orgullo. Así, ánimo, ahora diez más.

No, no vamos a trabajar otra zona: nos centramos en tu humillación, y tiene que ser completa, de récord, este país sólo produce campeones ¿no lo sabías?. Y es por tu bien: será un trabajo duro pero cuando hayas llegado al final de los ejercicios lograrás aguantarlo todo sin apenas pestañear.

¡Podrás ser feliz sin saber que eres un desgraciado!

lunes, 15 de junio de 2009

Compromiso

- Mamá: a ti te gustan mucho las flores. Siempre las estás oliendo. Y a veces las cortas.
- A todas las mujeres nos gustan. Te daré un consejo, encanto: regálaselas a las chicas cuando seas mayor.
- No voy a hacerlo nunca: cuando le regalas a una niña una flor cree que quieres casarte con ella. Y yo no pienso casarme.

(Conversación real mantenida esta tarde con mi hijo de cinco años. Hombre al fin)

sábado, 13 de junio de 2009

Credo

Creo que, si no me hubieses hecho sentir tan culpable por esos ridículos fallos, hoy encararía menos asustada mis errores futuros.

Creo que la intransigencia es la mayor de las crueldades. Y que la crueldad es, por sistema, intransigente.

Creo que cada vez que he sido capaz de asumir culpas ajenas (las que tú me mostrabas como propias) me he negado a mí misma.

Creo que a base de no recibir lo que merezco he asumido que no valgo tanto como para exigirlo.

Creo que la convivencia con un hombre tan seguro de todo como lo estabas tú no era para mí.

Y me ha deshecho, por mi culpa.

viernes, 12 de junio de 2009

Sísifo

Pesa mucho tu silencio cuando cuelgo este odioso teléfono.

La inmediatez juega en casa: gana a tu ausencia, y ya te echo menos de menos si oigo tu voz tras un par de pitidos afinados en la.

Suena "adios", y de pronto preferiría no haber consumido mi ración de ti. Durante estas llamadas la roca rueda de nuevo al pie de la montaña y me creo liberada.

Vuelvo a empujar la piedra en el vacío que deja el eco de tus palabras.



miércoles, 10 de junio de 2009

Trío

Los tres son rubios y con los ojos muy vivos, brillantes. Suelen tener restos de chocolate en los labios, o las manos muy negras, o algún roto en la ropa, o el pelo de punta, o todo a la vez.

Nunca miran la cara de su interlocutor, salvo para pedir algo de vital importancia. Son grandes embaucadores y pueden salir airosos de las mayores fechorías. Estaban hace un segundo y, como magos, saben cuándo y cómo desaparecer.

Evoco a Mallarmé y creo que cuanto hacen debería acabar en un libro.

Son mis hijos.

...............

(y lo que suena es una de sus favoritas, porque es un juego hecho canción)


martes, 9 de junio de 2009

Generaciones

S. es joven, pero no tanto como para resultar conmovedora: ya ha cumplido los 22 años. Como todas -como casi todas- luce obcecadamente un flequillo paralelo a sus cejas que no le sienta demasiado bien. Huele a tabaco y café, y a un perfume raro pero agradable que debe imponerse cada mañana en una especie de ritual (la imagino: el perfume, la camiseta de rayas, el mp3, las uñas rojas).

Compruebo sin asombro que sostiene principios extravagantes y al parecer irrefutables. Habla y se gusta. Es preciosista al escribir y su seguridad pretendidamente insolente vaticina dolorosas caídas.

Me cae bien y me enternece: odia a las mujeres de más de treinta, como yo, y me gustaría poder decirle que el miedo a vivir crece con los años.

jueves, 4 de junio de 2009

Extrema

No fumo en una semana o acabo con un paquete de cigarrillos en una noche.

Paso días sin comer más que un tomate, algún café con leche con galletas maría. Después, en la cocina, cargada con pescados frescos, verduras, salsas y Paraberes, preparo un festín para mí sola.

Compruebo el buzón de mi correo electrónico cada cinco minutos, por si llega un mensaje importante. O paso tres días sin acercarme al ordenador.

Todo es agotador, incluso el no hacer nada. Me quiero hasta la angustia; me desprecio hasta la náusea. Estoy en mis manos, y asusta.


martes, 2 de junio de 2009

Si te vas

He hecho la cama. Mi colchón es comodísimo, y enorme. Tiene una mancha que intenté quitar, inutilmente, a base de restregones.

Apareció la primera noche que dormimos (que follamos) juntos en mi casa; yo sangraba y a ti no te importó.

Miro esa sombra sepia y cómplice, y en realidad me gusta verla.

Pienso que, si te vas, tendré que comprar una cama nueva. O aprender a cambiar las sábanas con los ojos cerrados, para no recordarte.


lunes, 1 de junio de 2009

Voz

Me descubro, de pronto, diciendo exactamente lo que deseo. Justo en el momento en que se me antoja.

Espeto a mi interlocutor lo que creo que merece: respuestas mordaces e hirientes a unos, elogios sinceros a otros. Y cuánto disfruto de la elección cuidadosa de cada término.

Pasa el tiempo, voy puliéndome y he prometido no volver a morderme la lengua. No por imposición ajena, al menos.

Mis palabras no me volverán a ser extrañas, y la verdad es que ahora me gusta más mi voz .


martes, 26 de mayo de 2009

Lectura

Me veo leyendo a Houellebecq en algún hotel del norte.

Sé que era sórdido de tan nuevo, que la habitación ("dí cuarto: habitación es cursi", me corregirías) brillaba demasiado. Que yo aún intentaba quererte.


Que apenas follábamos porque tú ya no eras igual, o porque a mí me parecías otro, o porque me daba asco verme en ti.

Que ese francés me estaba insultando sin proponérselo. Así que, para vengarme de vosotros dos, soñé con un orgasmo interminable.



El libro no me gustó. No me gustó nada. No cumplió con su obligación, y por eso ahora recuerdo tantos detalles.

lunes, 25 de mayo de 2009

Salto

Ya está.

Sé cuántas noches han precedido a este instante, alma atormentada.

He visto cómo intentabas conjurar a tu cuerpo para escapar de lo que, fatal, acabaría por apalearte. Cada segundo era un siglo de silencio y tensión.

Insoportable e ineludible.

Descansa.

Te fortaleciste en la espera, y ya nada logrará turbarte.

jueves, 21 de mayo de 2009

Hambre

Me duele la cabeza porque no he comido.

No es que me niegue a alimentarme, es que se me rebelan las entrañas: no como porque mi cuerpo ha olvidado que los jugos gástricos deben trabajar; que la rutina, los movimientos espasmódicos y lentos de la digestión son imprescindibles.

Yo quiero que todo permanezca en una normalidad lógica, sin sobresaltos. Salud, entereza.

Pero mi organismo se ha empeñado en recordarte. Y esa, exactamente esa, es la única actividad en la que está dispuesto a concentrarse.

lunes, 18 de mayo de 2009

Califa (en el lugar del Califa)

Te hiciste con mi tierra, con mis más preciosas posesiones. Me las arrebataste mientras dormía. Todo fue por la espalda.

Me menospreciaste, y ahora estás de rodillas ante mí. Gris, temblando entre estas luces que otra vez me alumbran.

La victoria es mía. He recuperado todo cuanto me pertenece, y tú, que creíste aplastarme, eres mi víctima. Te compadezco, porque el castigo será ejemplar.

Aunque los dos sabemos que la revancha no logra alegrarme tanto como planeé.

domingo, 17 de mayo de 2009

Benedetti

Terapia:

Para no sucumbir
ante la tentación
del precipicio
el mejor tratamiento
es el fornicio.


Algo poco cursi para recordarle.

viernes, 15 de mayo de 2009

Jose Cuervo

Ayer dediqué la noche, junto a mi querida G., a identificar científicamente (prueba-error) cuál es la proporción exacta de los distintos ingredientes que forman un margarita perfecto.

La conclusión fue, claro, que a mayor cantidad de alcohol más sabor. Y mayor despliegue de floreos verbales al describir (he aquí dos borrachas) a esa, la infecta raza masculina.

La resaca de tequila es, con mucho, más desagradable que la de ginebra.

Me rindo a la estética y confieso que, en realidad, lo que más me gusta es contemplar esas copas escarchadas en sal, casi como azoteas invernales al borde del deshielo.

jueves, 7 de mayo de 2009

Razones de peso

(Me miras)
¿De verdad vas a ir así vestida? ¿No es la falda muy corta, el tacón muy alto, tus piernas interminablemente ociosas? ¿Pretendes dar qué hablar?
(Me miras)
¿Ves como tenía razón? ¿Entiendes que lo hago por ti? ¿Sabes lo orgulloso que me siento cuando me haces caso?
(Me juzgas)
Así, así es como deberían ser las mujeres. Has estado impecable. Bésame.

lunes, 4 de mayo de 2009

Misantropía. Carver

(Dos posts en uno)



Obviedades impuestas. Lugares comunes de los que no se puede huir. Mediocridad. Elogio de lo vulgar. Gurús que venden como pulido lo que ni siquiera alcanza a tosco.

Si no me aislo es porque creo que entre la mierda, aún por desenterrar, esperan las perlas.
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Tomad, y leed:

"De forma metódica, como solía hacerlo todo, el doctor Schwohrer se aprestó a la tarea de descorchar la botella de champaña. Lo hizo cuidando de atenuar al máximo la explosión festiva. Sirvió luego las tres copas y, con gesto maquinal debido a la costumbre, metió el corcho a presión en el cuello de la botella. Luego llevó las tres copas hasta la cabecera del moribundo. Olga soltó momentáneamente la mano de Chejov (una mano, escribiría más tarde, que le quemaba los dedos). Colocó otra almohada bajo su nuca. Luego le puso la fría copa de champaña contra la palma, y se aseguró de que sus dedos se cerraran en torno al pie de la copa. Los tres intercambiaron miradas: Chejov, Olga, el doctor Schwohrer . No hicieron chocar las copas. No hubo brindis. ¿En honor de qué diablos iban a brindar? ¿De la muerte? Chejov hizo acopio de las fuerzas que le quedaban y dijo: "Hacía tanto tiempo que no bebía champaña... " Se llevó la copa a los labios y bebió. Uno o dos minutos después Olga le retiró la copa vacía de la mano y la dejó encima de la mesilla de noche. Chejov se dio la vuelta en la cama y se quedó tendido de lado. Cerró los ojos y suspiró. Un minuto después dejó de respirar."


(Extracto de Tres Rosas Amarillas.)

miércoles, 29 de abril de 2009

34

La arrogancia de los veinte años es prólogo de la inseguridad de la treintena. Creo, incluso, que se relacionan de modo directo y proporcional.

Esa adoración pagana hacia el arrojo juvenil acaba por crear muñones en los deseos: anhelos arrancados sin anestesia. Palpitantes aún, pero débiles y demasiado cercanos a la podredumbre. Condenados por no haberse cumplido ahora, ya, inmediatamente.

Trozos de carne devorados por alguien que se parece demasiado a lo que se era hace apenas diez años.

martes, 28 de abril de 2009

Regreso al pasado

Creo que estoy preparada para encararle (¿o sera encararlo?: maldita sea, maldito vicio castellano y recio). Lista para retomar la conversación.

En fin, veamos en qué queda el asunto.

Aunque quiero hacerme la valiente, me obligo a escuchar a Grappelli y así creer que todo es, de nuevo, chispeante.

En construcción

En el fondo, tal vez no sea del todo malo estar en constante cambio. La característica inseguridad que me abruma a lo mejor me vale de acicate.

He tocado muchos palos con desigual éxito, similar intensidad (insoportable, al parecer). La experiencia sí es un grado.

Estoy siempre en construcción. El día que cubra aguas prometo bañarme en un mar de ginebra.

lunes, 27 de abril de 2009

Mrs. Muir

Puede que la intensidad de lo que vivo, la perfección a la que aspiro, me haga distorsionar las señales. Probablemente son demasiadas las imágenes influyentes, los versos universales.

Y si callas cito para mí a algún Salinas primigenio, o te imagino en un contraplano.

Yo, mientras, he establecido los límites de la tensión que alcanzará nuestra conversación, el decorado, cuánta luz debe entrar por la ventana, qué música ha de sonar cuando nos abracemos.

Por eso tienes la impresión de vivir conmigo en una película.

jueves, 16 de abril de 2009

Mente en blanco

Debe estar en algún sitio: el botón para no pensar.

Logro activarlo durante algunos momentos gracias al alcohol, supongo que las drogas también podrían valer.

Nada me hace burla aposta, pero lo que me rodea parece ser una caricatura de lo que planeé.

Hoy tengo resaca de obsesiones, y preferiría haber pasado la noche borracha.

miércoles, 15 de abril de 2009

Batallas

He actuado igual que mis enemigos: el daño que me quieren infligir lo he causado yo antes.

Tengo ventajas: preveo sus movimientos, planeo las respuestas, mido el tiempo sin que se me note.

La lucha me entretiene: juego, están en mis manos, les miro desde lejos, noto su asombro.

Tan sólo debo defenderme de mí y, en la violencia, no ser consciente de mi pasada crueldad.