viernes, 12 de junio de 2009

Sísifo

Pesa mucho tu silencio cuando cuelgo este odioso teléfono.

La inmediatez juega en casa: gana a tu ausencia, y ya te echo menos de menos si oigo tu voz tras un par de pitidos afinados en la.

Suena "adios", y de pronto preferiría no haber consumido mi ración de ti. Durante estas llamadas la roca rueda de nuevo al pie de la montaña y me creo liberada.

Vuelvo a empujar la piedra en el vacío que deja el eco de tus palabras.



3 comentarios:

  1. Interesante comparación esta que sustenta el post. Pero, ¿también estás obligada a la eterna repetición? O, más bien, es una maldición autoimpuesta. Me dirás que no eres tan enigmática pero ... será que no soy tan inteligente (o poco dado a las elucubraciones delirantes; miento, en realidad sí, pero me las guardo). Un beso

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  2. O más bien, querido Miroslav, hay veces que no crees ser capaz de salir de un círculo vicioso. O que asumes el fracaso (mierda), agachas la cerviz y te doblegas ante lo que hay.

    Por supuesto, eres inteligente; y con tus comentarios me has obligado a pensar en qué tengo. Me guardo las conclusiones, claro.

    (Lucir cierto aura enigmática, en todo caso, no está nada mal).

    Besos.

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  3. Me sorprende mucho que esta versión (LA VERSIÓN POR EXCELENCIA) del concierto de Elgar no haya cosechado un sólo comentario.

    Escúchenlo, internautas. Me lo agradecerán.

    Grande Jacqueline, grandísima.

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Oh, ¡hay vida!