sábado, 13 de junio de 2009

Credo

Creo que, si no me hubieses hecho sentir tan culpable por esos ridículos fallos, hoy encararía menos asustada mis errores futuros.

Creo que la intransigencia es la mayor de las crueldades. Y que la crueldad es, por sistema, intransigente.

Creo que cada vez que he sido capaz de asumir culpas ajenas (las que tú me mostrabas como propias) me he negado a mí misma.

Creo que a base de no recibir lo que merezco he asumido que no valgo tanto como para exigirlo.

Creo que la convivencia con un hombre tan seguro de todo como lo estabas tú no era para mí.

Y me ha deshecho, por mi culpa.

5 comentarios:

  1. Pues menudo muerto te has quitado de encima. Ya puedes estar contenta y orgullosa de ti misma.

    ResponderEliminar
  2. Pepa: me has hecho llorar. De verdad.

    ResponderEliminar
  3. Hola, Oclock.
    He llegado a tu espacio de casualidad, dando un salto desde el de Miroslav.
    Y me alegro, sí.
    Te he estado leyendo un ratillo, comenzando por tu último escrito y siguiendo hacia atrás. Y me voy con ganas de más.
    Un placer haberte descubierto.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Creo que, con frecuencia, la intransigencia (que, efectivamente, es una crueldad) no va asociada siempre a la seguridad en uno mismo. Muchas veces, por el contrario, trata de ocultar un miedo inconsciente (¿subconsciente?) a cuestionarse, condición imprescindible para conocerse. Lo cual no obsta para que, en una relación como las que tus breves (siempre) pinceladas bosquejan, seguramente la mejor salida sea la ruptura. Si el "intrasigente" no está sino minando a su pareja, y ésta no consigue que el se cuestione (y, por ende, cambie), el balance entre ganancias y pérdidas siempre resultará descaradamente negativo. Y, aunque suene calculador, una relación afectiva sólo tiene sentido (para mí) si es un juego de suma positiva (no cero, ni negativa), si contribuye a que cada uno crezca, sea mejor. Cuando eso no ocurre, aunque haya amor (que me permito discutirlo) pesan más otras cosas malignas.

    Creo también que si te has deshecho no ha sido por tu culpa o, en todo caso, no tiene sentido hablar de culpas. Creo que seguramente has de dejar que sangren tus heridas y aprovecharlas para mirar dentro y descubrir lo que eres y lo que quieres ser. Y todo está dentro de ti; no necesitas a nadie. Tenlo muy claro para cuando vuelvas a amar. Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Semifusa:he brincado también yo(con menos tiempo del que me gustaría a tu blog, y prometo volver con calma). Gracias por tu amabilísimo comentario.

    Miroslav: ahora siento un ligerísimo pudor. No creas todo lo que lees: exagero, me adorno, y de lo que he vivido creo ejercicios que me entretienen (eso creo). Sí, he tenido relaciones destructivas, pero estos llantos no son tan dramáticos como parecen: Lo fueron, y ahora los exorciso. Y recolecto consejos tan amables y sabios como los tuyos. Gracias a ti también.

    Besos a los dos.

    ResponderEliminar

Oh, ¡hay vida!