Me pidió que viajase con él. Me prometió enseñarme los rincones más románticos: juró que huiríamos de los parisinos ariscos y beberíamos vin rouge a morro. Me comparó con una pintura intuida que por fin puede contemplarse en su esplendor.
Fue sincero, y sencillo.
Fue un encanto.
Tú me miras en silencio, mientras él se retira.
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Y a veces es demasiado parecida a los telefilmes baratos.
ResponderEliminarPobre J.
ResponderEliminarLos silencios forman parte de esas pocas cosas de las que sí nos arrepentiremos (los silencios que no nos atrevemos a romper, claro).
Un beso