He hecho la cama. Mi colchón es comodísimo, y enorme. Tiene una mancha que intenté quitar, inutilmente, a base de restregones.
Apareció la primera noche que dormimos (que follamos) juntos en mi casa; yo sangraba y a ti no te importó.
Miro esa sombra sepia y cómplice, y en realidad me gusta verla.
Pienso que, si te vas, tendré que comprar una cama nueva. O aprender a cambiar las sábanas con los ojos cerrados, para no recordarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gracias por la visita... Música deliciosa... no conocía esta pieza de Bach
ResponderEliminarYo también manché una cama de ese modo hace algunos años. Traté de borrarla con un paño mojado. Mi madre, al verla, la definió como "desgarro vaginal difuminado con agua". Me pregunté entonces de qué sirve tener la regla.
ResponderEliminar