martes, 16 de junio de 2009

Tabla de gimnasia

Un, dos, un, dos: doblégate, no protestes. Cuesta, ¿eh?.

Pero tú puedes, venga: toma aire y no lo sueltes hasta haber tragado un poco de tu orgullo. Así, ánimo, ahora diez más.

No, no vamos a trabajar otra zona: nos centramos en tu humillación, y tiene que ser completa, de récord, este país sólo produce campeones ¿no lo sabías?. Y es por tu bien: será un trabajo duro pero cuando hayas llegado al final de los ejercicios lograrás aguantarlo todo sin apenas pestañear.

¡Podrás ser feliz sin saber que eres un desgraciado!

4 comentarios:

  1. El aerobic como forma de humillación autoimpuesta, sí. Y las endorfinas en lugar del gin tonic. Hay gente 'pah tó'

    ResponderEliminar
  2. Joer...
    Los últimos escritos que has puesto son muuuu fuertes... cada uno a su manera.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Humillación es una fea palabra; humildad, me gusta más. Quizá porque la primera es el resultado de una imposición y la segunda, en cambio, fruto de nuestra propia evolución personal (para bien). Orgullo tampoco me gusta (hace bastante tiempo escribí sobre esa palabra), aunque muchos la defienden (orgullo bien entendido, eh). Así que tragarse (ir reduciendo) el orgullo, en prinicpio, no me parece mala cosa. Por supuesto el problema radica en cómo se hace; desde luego, nunca a través de la humillación.

    ResponderEliminar
  4. Lansky: Y tanto que hay gente pa tó, eso sí: ninguna endorfina superará jamás (JAMÁS) a un gintonic helado antes de cenar en un atardecer caluroso.

    Rubentxo: ¿Tú crees?. Tal vez, si crees todo lo que lees. Pero no olvides que esto es realidad distorsionada. Gracias por seguir viniendo a verme, majete.

    Mirsolav: Siempre habrá un momento en que tendremos que tragar, que hacer como que nada, mantenernos impertérritos aunque estemos deshaciéndonos de ira, o de desilusión. Claro, lo que he pintado es una especie de entrenamiento para lograr que las cosas afecten menos, pero sí, hay mucha razón en lo que dices.

    Besos a los tres.

    ResponderEliminar

Oh, ¡hay vida!