tag:blogger.com,1999:blog-40514977342795755712023-06-20T14:56:07.405+01:00por los pelos...¡Dale al play!Unknownnoreply@blogger.comBlogger75125tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-84058132310836869352011-05-09T13:20:00.002+01:002011-05-09T13:25:40.276+01:00Después, está el futuro.Espero que incluya un colchón caliente por las noches, excursiones fugaces a horizontes con deje maternal. -Mi padre hablaba de “paisajes serios como un padre” en los llanos; “acogedores como una madre” en los valles-. <br /><br /><br />Deseo libros con los adjetivos justos, un trabajo digno, buena comida en casa. Música en el aire y en los dedos.<br /><br />A veces también me atrevo a fantasear con su presencia.<br /><br />Luego, miro la agenda y tacho el día de hoy. <br /><br />Después de hoy estará el futuro.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=342e967" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-30421353038930327172011-02-10T15:26:00.002+00:002011-02-10T15:33:10.489+00:00HogarEl niño se tira al suelo. Patalea de rabia y toma aliento un segundo, antes de continuar su grito. Se le deforma el rostro por el deseo cercenado: está prohibido jugar. Castigo a ese puñetazo traidor.<br /><br />Se le exige callar. Primero en voz tenue. Después, de modo tajante.<br /><br />El grito persiste. La madre nota cómo huye su constancia y sin apenas darse cuenta está azotando a su hijo. <br /><br />Ambos callan. Ella disimula un arrepentimiento que hiere. Le arde la palma de la mano. Y en el silencio se escucha hablar como en una película barata: me ha dolido más a mí. <br /><br />No reconoce su voz. Ni sabe cómo mirar ahora esos ojos que, de tan nuevos y brillantes, parecen cristal.<br /><br />El niño -ya no grita- acaricia con sus manitas la cara de esa madre y pronuncia con aliento de olor dulzón unas palabras perfectas: Tranquila, no me ha dolido.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=8f2c48c" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-51173914251736361892011-01-14T01:34:00.004+00:002011-01-14T01:52:53.799+00:00EcoTe miro. Disecciono. Espío.<br />Y cuanto más te conozco, cuanto más real eres<br />y te alejas más<br />de<br />esa imagen que soñé.<br />Cuando me descubro disgustada por tus defectos.<br />Más te amo.<br /><br />Y me repito<br />que no debe ser así.<br />Me ordeno<br />tajantemente<br />inmediatamente<br />de modo casi ritual<br />despreciarte unos instantes.<br />Me impongo no necesitarte.<br />Es por mi bien, me digo.<br />Y luego me sonrío,<br />porque al pronunciar “mi bien”<br />te he nombrado.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=51e3b5a" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-46471495947057631452010-11-18T11:50:00.004+00:002010-11-18T23:06:18.396+00:00La SolteraLa soltera es una mujer alta y de pecho escueto. Tiene el pelo corto como protesta hacia su feminidad. Sus ojos -pequeños, negros, rasgados desde niña- brillan audaces. La piel ya se está apagando, y luce unas pocas arrugas que nacieron en la risa y en los gestos de lectora compulsiva. A veces, delante del espejo, juega a estirarse las mejillas, como ha visto hacer antes a su madre, a su abuela. Unida eternamente con su género por la coquetería.<br /><br />A la soltera se le pasan los días y no sabe cómo. Cada mañana se levanta con el propósito firme de domar por fin su vida. Y luego, al salir de la ducha, se le revuelven las tripas sólo con pensar que ha abandonar su hogar. Esa casa de la que ha desterrado recuerdos inútiles -ni una fotografía de su pasado lejano- y va llenando de objetos con los que llenar el tiempo: libros, música, un piano.<br /><br />La soltera está enamorada de un hombre al que escribe cartas de amor en sobres amarillos. Su gesto ritual se repite a menudo: la pluma debe estar cargada de tinta azul, la cuartilla blanca que tanto le cuesta conseguir, el silencio. Son más de cien las veces que ha pegado el sello, paseado lentamente hasta el buzón de correos. Son otras tantas las que no ha recibido respuesta.<br /><br />Él le da las gracias por esa correspondencia ardorosa -es un hombre muy educado- y guarda las cartas en una caja verde de cartón.<br /><br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=a90e093" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-8788127817167973912010-11-15T15:00:00.002+00:002010-11-18T23:10:13.750+00:00El SolteroEl soltero es un hombre taciturno. Tiene los dedos cortos y fuertes, amarillentos del tabaco, las yemas desgastadas, las uñas romas. Su espalda es poderosa, su andar extraño y a menudo trompicado. Mira erguido, de frente: se defiende del mundo con sus cejas pobladas y unas gafas que no le confieren tanto un aspecto intelectual como burlón.<br /><br />El soltero planea cada segundo del día para no dar tregua a sus ilusiones maltrechas, aunque finge dejarse llevar. Se levanta solo y se aferra a esa soledad como si fuesen los pechos de una madre reseca. Se mira y busca en el espejo al joven que va dejando de ser, sin percatarse de que ese hombre que le observa es admirable. Pero el soltero husmea en el pasado, sobrevuela el presente, teme al futuro.<br /><br />Ha construido a su alrededor una muralla de pequeñísimos detalles que le protegen de cualquier cambio. Los odia y necesita a partes iguales. El segundo café de la mañana, el cigarro liado con calma, los instantes de autocompasión.<br /><br />El soltero tiene una novia que sonríe cada vez que le ve llegar con ese paso algo desgarbado en el que los pies adelantan al cuerpo más de lo normal. Le besa y parece temblorosa. Él se pregunta por qué serán las mujeres tan frioleras mientras busca su mano, porque en realidad le gusta aferrarse a ella. La novia del soltero es una desdichada. A estas alturas, aún persigue ser feliz. Él la mira un poco conmovido y le habla de lo dura que es la vida, de la crueldad de las relaciones. Le advierte que dejarse llevar es un error. Ella asiente y va dejando poco a poco que las ilusiones se deshinchen, mientras le da la razón y le acaricia la cara, esperando una palabra que no llega jamás.<br /><br />Después se abrazan muy fuerte, se olisquean, se escuchan respirar y terminan susurrandose obscenidades en un acto que a ella le parece de amor sublime y a él de placer dionisíaco.Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-78090513682979589932010-07-18T17:42:00.006+01:002010-07-18T19:46:17.806+01:00Luz. Respuesta.Cierro los ojos y noto el sol, que pica. <br /><br />Al conducir, veloz sobre estas llanuras, pienso que la tierra y mi carne tienen casi el mismo color. Mientras tanto, la sombra de los pinos azulea, en una estela que resulta extraña entre este brillo circundante.<br /><br />Coltrane habla de un ser supremo hecho sólo de amor y, asintiendo, me sumerjo en la blancura del horizonte mientras me nutro de una mirada desconocida. <br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=24207d0" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-61454719029778874492010-07-12T22:19:00.005+01:002010-07-12T22:30:19.603+01:00TestamentoEn este instante cedo mis muslos a tus dientes; mis pechos a tus manos, mi imagen a tu mirada más perversa.<br />Esta curva de la cintura, a tu aliento. <br /><br />Exactamente este lunar que es pequeño y oscuro como la noche, a tu lengua.<br /><br />Quédate con todo eso y sea a cambio de nada.<br /><br />Para otorgarte el resto, que es mi mejor bien pues lo he pulido durante eternidades -así me lo parece, espera eterna- quiero tu abrazo sincero y un quiebro de la voz al contestarme.<br /><br />Así lo firmo y mando.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=36335f2" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-16640324030979784332010-05-13T14:03:00.003+01:002010-05-13T14:13:16.273+01:00PuntualizaciónSales de mí a borbotones. No hay silencio que valga, conversación en la que no te busque. Un giro basta, una frase que esculpí para tí, y repito una y otra y otra vez para así adivinarte en los demás.<br /><br />Hagamos como si todo esto fuese habitual, me dices. <br />¿Habitual? ¿Este destello, este fogonazo de vida, de fuerza que me ha derrotado, me ha elevado, y me mantiene en estado ora gaseoso, ora pesada y diminuta como una concentrada gota de mercurio?<br /><br />Subo y bajo. <br /><br />Mira conmigo, mira a través de mis ojos. <br /><br />Luego, hablamos.<br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=042d7e0" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-27462065721635376582010-02-21T16:51:00.005+00:002010-02-21T17:56:25.433+00:00Buen viajeTres segundos y tu ausencia ya es como una bofetada. Aún laten los vestigios de tu visita fugaz y yo carezco de fuerzas para fingir que no los veo, así que olfateo los resquicios que guardan tu olor y mantengo un par de días la colilla de tu cigarro de liar en el cenicero, porque te retrata.<br /><br />Se desarrolla en mí, después, un proceso que ya me es habitual y siempre desagradable: mi cuerpo, tan caprichoso que se niega a encarar otra vez la rutina que le corresponde, cae en una especie de hibernación. Y distingo claramente, al despertar, que estoy otra vez donde me corresponde, agacho la cabeza y me prohibo ensoñaciones inútiles y vuelvo a relacionarme contigo en la distancia, que es -al fin y al cabo- el secreto de nuestro éxito.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=da7393e" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-44689838722556588492010-02-14T23:48:00.007+00:002010-02-21T17:57:00.080+00:00RegaloMucha de la belleza de las flores reside en su naturaleza efímera. Al cortarlas empiezan a morir. Llegan a mis manos rebosando color, con la cuenta atrás de los grises aún invisible, pero inevitable y cierta.<br /><br />El aroma también cambia: al principio es un frescor casi doloroso. Luego se vuelve dulce. Poco a poco la podredumbre se abre camino hasta emanar una clara esencia de muerte que aumenta con cada roce: caricia que desintegra las hojas ya marchitas -funambulistas audaces en un tallo fragilísimo- y por fin virutas que caen sobre maderas nobles: una mesa, un piano.<br /><br />Supongo que por eso, porque se quedará todo en un recuerdo intimísimo al que jamás podré volver con ningún sentido, me ha gustado tanto tu ramo de flores. Se descompondrá ante mis ojos. <br /><br />Y aún será hermoso.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=478ee6d" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-25931731318682047542010-02-02T14:26:00.006+00:002010-02-21T17:57:00.082+00:00EcuánimeA veces -sólo a veces, cuando no ando sobrepasada por esta veloz concatenación de días- me tomo un momento para ponerme en tu lugar. <br /><br />Me convierto entonces en el joven que de pronto se ve obligado a trasluchar su futuro por culpa de una ráfaga en forma de muerte, de soledad y de responsabilidades precoces.<br /><br />Luego creo ser el hombre que paseaba arriba y abajo por la calle en que ella vivía, queriendo atisbar un rizo, o un poco de magnanimidad que jamás llegó. Encarno a aquel que abraza una guitarra casi siempre muda con un nudo en el estómago y planifica tareas rutinarias para que el tiempo pase menos insolente. Ordenado. Ya amanece otra vez.<br /><br />Cuando soy tú ni siquiera recuerdo que exista alguien como yo y al volver -al mirarme sin dar crédito: ¿quién soy ahora?- sólo espero que mi presencia inesperada suponga cierto espaldarazo de justicia.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=4ccdc1d" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-36677632747998452162010-01-26T18:29:00.004+00:002010-02-21T17:57:00.084+00:00EscenarioDe acuerdo, vuelvo a interpretarme: reitero la autenticidad, y supongo que a veces resulta todo exagerado. La risa es tan franca que parece fingida, los silencios se cargan de semejante sentido porque no son treguas para evaluar estratagemas: es simple necesidad de comprobar que todo esto (TODO ESTO) es real.<br /><br />Ya viene. La casa está bonita porque es bonita. Yo huelo bien porque todos los días -con o sin él- me perfumo antes de secarme. Y sonrío si le intuyo alegre porque es así como me gusta que esté.<br /><br />Glorioso día aquel en el que comprenda cuánto encajan la imagen y el cuerpo.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=83f4e67" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-16491291441043662152010-01-16T18:23:00.005+00:002010-01-16T18:37:27.443+00:00PresenciaMis dedos enseñaron a los tuyos que había que acariciar, no apretar. Fuí guiando al índice para que se posara aquí, frené un instante eterno al anular y luego le liberé para que presionase justo ahí. Sonreiste deslumbrado al descubrir la efectividad de esas caricias teledirigidas que ya dominas.<br /><br />Te fascinan mis secretos, y solicitas siempre verme así: dedicada a mí como cuando no estás, pero te supongo.<br /><br />El problema es que ahora, cuando empiezo a tocar mi cuerpo, en mis manos estás tú. Y, además de embriagador, resulta todo un poco triste.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=79f97df" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-71114689016259668432010-01-15T16:33:00.007+00:002010-01-18T09:39:21.255+00:00Declaración (de amor)Llega un momento en el que te ves con los ojos de otro. Ya no eres ese cúmulo de sueños, de intenciones -buenas o crueles- que contemplabas como un creador orgulloso y que suponías semillero de hazañas venideras.<br /><br />Ese día tú eres tu máximo enemigo, el juez más estricto. Y te avergüenza mucho de lo hecho, más de lo evitado.<br /><br />Recordar, entonces, no es grato. Dudo que lo sea ni siquiera para aquél que parece haber dado siempre en el clavo. Porque elegir implica abandonar, y ay del que nunca vacila.<br /><br />Aún así, y consciente de lo mal que lo he hecho, creo....<br />...creo que me quiero.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=1256b5b" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-60288183942306395872010-01-11T20:03:00.007+00:002010-01-15T11:42:16.307+00:00Buzón de vozComo no se gusta -aunque no siempre: a veces disfruta el personaje que ha creado para relacionarse con el mundo- le escuece la vida. <br /><br />Se mantiene gracias a un equilibrio doloroso: debe controlar cada movimiento, establecer hasta dónde llega una relación. Es honesto, por eso desaparece cuando olisquea que se acerca una de sus tormentas. Entonces, ya sólo emite silencio (a veces camuflado de una verborrea sin sentido con la que oculta la tempestad por la que está pasando) y yo trato de entender qué espera de mí o de no sentirme demasiado reponsable o de hacerle llegar -tantas veces a destiempo- una muleta que ni siquiera sé si le es útil.<br /><br />(Ya sabes cuál es mi mensaje).<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=48f6749" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-45029034161970864622009-12-13T20:39:00.013+00:002010-01-12T00:02:04.191+00:00AlzheimerSiempre me han gustado esas manos que ahora se engarfian, moteadas y torpes. <br /><br />Sé que cocinaban con pulcritud, con gesto prusiano. Recuerdo cómo, en una coreografía lenta, santiguaban a su dueña cada día. Las sentí acariciar mi cabeza infantil, las vi tejer chaquetas diminutas. <br /><br />Aquellas manos se deslizaban sobre el piano e interpretaban a Chopin, aunque preferían los zorzicos que traían de vuelta el hogar norteño abandonado.<br /><br />Hoy se agarran con fuerza entre sí. Se retuercen, y les da miedo tocar a nadie, porque no están muy seguras de si ese señor que contesta de modo algo brusco será su hijo o un desconocido que viene a llevárselas lejos, harto de que le cuenten cómo les gustaría volver a ver a su madre mientras preguntan -otra vez- quién es la niña que sonríe en la foto. <br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=874678e" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-87365295265256932192009-12-11T14:42:00.005+00:002010-11-18T23:13:42.027+00:00J.Me pidió que viajase con él. Me prometió enseñarme los rincones más románticos: juró que huiríamos de los parisinos ariscos y beberíamos vin rouge a morro. Me comparó con una pintura intuida que por fin puede contemplarse en su esplendor. <br /><br />Fue sincero, y sencillo. <br /><br />Fue un encanto.<br /><br />Tú me miras en silencio, mientras él se retira.<br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=9d674f8" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-91319531732033465482009-12-04T09:55:00.003+00:002009-12-04T10:05:23.872+00:00PanoramaEl de mirada torva y aspecto de jugador de rugby escocés resultó ser un camionero gallego emigrado a Andorra que pagó todas las copas sin alardes. El que lucía una barbita cuidada apenas podía controlar sus torpísimas manos. Y, como las puso en todas las mujeres que le rodeaban, acabó bailando sólo: nos gusta la dedicación, amigos.<br /><br />El autodenominado "number one" era simpático, pero estaba demasiado borracho; y yo no sé mantener conversaciones inconexas con desconocidos. Sin embargo, reconozco que en confianza puedo balbucear incongruencias como la mejor.<br /><br />El de la esquina que se comunicaba a través de notas borratajeadas se retiró pronto y me quedé con las ganas de saber cómo acababa la historieta.<br /><br />Al volver a casa pensaba en ti. Auch. No vuelvo a beber.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=0f3e78d" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-65984974686390503342009-12-01T15:04:00.005+00:002009-12-01T16:08:20.438+00:00VernissageNo, para brillar no hace falta adornarse de adverbios de humo, de léxico que no atina; como una flecha ornada con tantas plumas que apenas vuela una milésima de segundo antes de caer a plomo.<br /><br />Qué suerte tener tanto por leer, cuántas películas he de llorar aún, y qué de músicas me quedan por escuchar mientras me quedo sin respiración. <br /><br />Qué suerte saber que, a pesar de los pesares (de esta sociedad), sobrevive la autenticidad en algunos creadores. <br /><br />El pan de oro se ponía por debajo de las pinturas: el Maestro rascaba despúes y lo hacía surgir, armonioso. Ese es el truco: lo que está a la vista no es real.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=4401b67" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-24368914613737466762009-11-30T13:18:00.009+00:002009-11-30T18:02:40.696+00:00TraiciónNo me preguntes cómo, pero he visto un futuro en el que tiro mis armas y me niego a seguir si no es apoyándome en ti. La constancia es adictiva, y cómo no caer en la tentación de sentirte más mío que de nadie, si te he atrapado. Y lo he hecho con estas verdades en las que me apoyo: tan frágiles como la tela de araña que he tejido para ti.<br /><br />Me avergüenza actuar por pulsiones animales: desearte tanto como para recorrer doscientos kilometros ataviada sólo con una gabardina y unos zapatos de tacón, y llegar a ti en un terrible estado de entrega y excitación; o escribirte más de cien cartas en las que me muestro sin ambages, siempre sin esperar respuesta.<br /><br />No me preguntes por qué, pero sé que cuando desee olvidarte me va a costar sangre, sudor y muchas lágrimas. No quiero tener que hacerlo. No quiero que ese día, que ya he presentido, llegue nunca.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=4a52e74" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-43852127020500365482009-11-28T18:25:00.006+00:002009-12-01T15:00:24.516+00:00Y esta vez va en serio"como" se escribe ce-o-eme-o, y no, no puedes tomar un trozo de chocolate antes de cenar. Vale, luego vemos otra vez la peli de dibujos, pero acaba las sumas. Sí, ya sé que te escuece, ¿ves? si soplo parece menos el dolor. Porque lo digo yo, no creas que me gusta tener que perseguirte. Sí, el agua puede gastarse aunque parezca que hay mucha en el mar. Tienes que ponerte las zapatillas, siempre vas con los pies negros, y ya hace frío. Pegar a los más pequeños es de macarras, aunque ya sé que tu hermano es un ladino y ataca sin avisar. Lo ordenas tú, majete, que tú lo has desordenado. Ya, ya sé que eso es de malas madres.<br /><br />Dame un beso, enano.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=8d3c273" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-13476828898179427532009-11-24T15:20:00.005+00:002009-12-01T15:01:02.671+00:00Separación de bienesCuando no me entendía -cuando yo estaba triste y la ignoraba, o iracunda, y la despreciaba- Tinta me miraba con los ojos muy fijos y ladeaba la cabeza. Una de las orejas le balanceaba, inmediata, y la cola se quedaba muy tiesa, muy larga sobre el suelo. Sé que quería moverla pero ni siquiera se atrevía.<br /><br />Yo, entonces, tras esos segundos, me daba cuenta de que mi aspecto no era bueno e intentaba reconstruirme. Para ello, lo primero que hacía era tocarla, notar su lomo calentito y brillante; luego, el frío de la nariz. Le pedía perdón por mi desgana y rascaba su tripa rosa. La cola, entonces, se liberaba a toda velocidad y hacía un ruido sordo, acompasado, al chocar contra la pared.<br /><br />Muchos perros son mejores que sus dueños.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=e2472b8" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-59525051270852344012009-11-19T18:50:00.004+00:002009-11-19T19:20:56.501+00:00Satélites.Elegí serte leal. <br /><br />No lo sabes, claro. Tampoco es necesario mostrar todas las cartas. <br /><br />Pero algo intuyes.<br /><br />Descubrí tu persona -de improviso y sin buscarla- en el momento exacto en que todo giraba menos yo. Y decidí aferrarme a ti para volver a dar vueltas junto al resto. <br /><br />Pero nunca quise que abandonases tu órbita, ni pretendo conquistarla para forzarla a nuevas elipses que seguro me serían más amables.<br /><br />Elegí serte leal y permanecer paralela, a tu lado: sin colisionar, sin destruirte para así hacerte mío; sin alejarme cuando me mostrases tu parte más oscura. <br /><br />Satélites aún no sé de qué.<br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=c97ca48" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-50643563167067194142009-11-15T22:55:00.004+00:002009-12-01T15:01:02.673+00:00Revelación.Hace días lo comprendí.<br /><br />Se trataba de esa música, en particular, que es eminentemente masculina. Salida de las entrañas. Duelos a muerte entre dos músicos. Improvisaciones que las mujeres sólo atemperan, suavizan, adornan e incluso inspiran. Pero que con poca probabilidad podrán llegar a interpretar en igualdad de condiciones. <br /><br />Masculinidad y hormonas en cada fraseo. <br /><br />Hubiese dado cualquier cosa por tirarme al bajista en ese mismo instante.<br /><br />Esa manera de perder el control -los músicos y el público- es jazz.<br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=5f3e6e6" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4051497734279575571.post-3320675947571000282009-10-29T23:05:00.004+00:002009-12-01T15:01:02.674+00:00SEMINCICompras las entradas expectante. Porque la versión original, las películas raras -esas que al parecer sólo comprenden unos pocos estetas- llegan escasas a provincias. Y porque, de algún modo, caes en la tentación y te sientes especial; o haces un paréntesis en la costumbre cinéfila de las ciudades pequeñas que comprende: peli, pincho, cotilleo (divorcio, embarazo, polvo no tan discreto como debiera).<br /><br />Y guardas cola, y lees la reseña, y te sientas lejos de tus amigos porque eres un cinéfilo y en realidad vas a ver esa supuesta joya que, de pronto, chirría, porque una protagonista no se crea a golpe de melena; ni una historia es más fidedigna porque la actriz porno interprete a la puta de lujo, o se mencione todo un catálogo de lencería...¡o a Zara! -quiero suponer que en una concesión a la realidad, aunque no me extrañaría que hubieses algún acuerdo mercantil de por medio-.<br /><br />Porque en realidad, y aquí está el problema, si no hay algo bueno que contar, aunque sea sin medios, apenas hay nada que hacer. Prefiero una buena historia que cien rodeos.<br /><br />Es muy difícil hacer buen cine, más aún si lo que se muestra es el reflejo de lo más hediondo de la sociedad (la riqueza ganada sin esfuerzo, la defensa de la belleza como paradigma del triunfo, la superficie de las personas como exponente de lo que guardan, o de lo que jamás serán). Si he de elegir prefiero llantos, lágrimas, vómitos, sudor, angustia, cuerpos imperfectos. Reniego de la exaltación del lujo si no lo justifica la historia, porque me da miedo lo que estamos legando a nuestros hijos.<br /><br />Y sí, la calle Santiago se adorna con una enorme alfombra roja por la que nos paseamos los vallisoletanos, pero me gusta pensar que todavía queda un poco de esa rugosidad castellana que cantara Unamuno y que si hacemos como que no reconocemos a los actores es sólo porque aún tenemos autenticidad.<br /><br />O puede que sólo seamos una panda de gilipollas...<br /><br /><br /><object width="353" height="132"><embed src="http://www.goear.com/files/external.swf?file=c304923" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" quality="high" width="353" height="132"></embed></object>Unknownnoreply@blogger.com3