Sales de mí a borbotones. No hay silencio que valga, conversación en la que no te busque. Un giro basta, una frase que esculpí para tí, y repito una y otra y otra vez para así adivinarte en los demás.
Hagamos como si todo esto fuese habitual, me dices.
¿Habitual? ¿Este destello, este fogonazo de vida, de fuerza que me ha derrotado, me ha elevado, y me mantiene en estado ora gaseoso, ora pesada y diminuta como una concentrada gota de mercurio?
Subo y bajo.
Mira conmigo, mira a través de mis ojos.
Luego, hablamos.
jueves, 13 de mayo de 2010
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No quieres ser un soufflé ni tampoco una tortilla de patatas
ResponderEliminarCon tan arrebatador sube-baja me explico tu larga ausencia de este blog. Un beso.
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