lunes, 30 de noviembre de 2009

Traición

No me preguntes cómo, pero he visto un futuro en el que tiro mis armas y me niego a seguir si no es apoyándome en ti. La constancia es adictiva, y cómo no caer en la tentación de sentirte más mío que de nadie, si te he atrapado. Y lo he hecho con estas verdades en las que me apoyo: tan frágiles como la tela de araña que he tejido para ti.

Me avergüenza actuar por pulsiones animales: desearte tanto como para recorrer doscientos kilometros ataviada sólo con una gabardina y unos zapatos de tacón, y llegar a ti en un terrible estado de entrega y excitación; o escribirte más de cien cartas en las que me muestro sin ambages, siempre sin esperar respuesta.

No me preguntes por qué, pero sé que cuando desee olvidarte me va a costar sangre, sudor y muchas lágrimas. No quiero tener que hacerlo. No quiero que ese día, que ya he presentido, llegue nunca.

4 comentarios:

  1. Qué jodido es saber que cuando se es feliz sólo puedes ir a peor..

    ResponderEliminar
  2. no hay que pensar en el futuro, sólo el presente, si no es un sinvivir.

    ResponderEliminar
  3. Espero, preciosa, que ese alguien que provoca en tí tales sensaciones y tu comentario sepa -es lo mínimo- lo que en este momento tiene contigo. Si no es así -y esto es una tautología- entonces da igual que te pierda y una ventaja que tu le pierdas; y si es que sí, pues a vivir, que realmente son dos días

    ResponderEliminar
  4. Seguro que lo sabe, máquina. Ya me ocupo yo de informarle periodicamente, y bien que disfruto al hacerlo. Sigo tus consejos al pie de la letra; no por tuyos (que también, qué hombre), sino por acertados.

    Señorita Puri, jordim: bienvenidos, gracias por vuestros comentarios. Estoy de acuerdo.

    Besos.

    ResponderEliminar

Oh, ¡hay vida!