Ya está.
Sé cuántas noches han precedido a este instante, alma atormentada.
He visto cómo intentabas conjurar a tu cuerpo para escapar de lo que, fatal, acabaría por apalearte. Cada segundo era un siglo de silencio y tensión.
Insoportable e ineludible.
Descansa.
Te fortaleciste en la espera, y ya nada logrará turbarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Oh, ¡hay vida!