viernes, 14 de enero de 2011

Eco

Te miro. Disecciono. Espío.
Y cuanto más te conozco, cuanto más real eres
y te alejas más
de
esa imagen que soñé.
Cuando me descubro disgustada por tus defectos.
Más te amo.

Y me repito
que no debe ser así.
Me ordeno
tajantemente
inmediatamente
de modo casi ritual
despreciarte unos instantes.
Me impongo no necesitarte.
Es por mi bien, me digo.
Y luego me sonrío,
porque al pronunciar “mi bien”
te he nombrado.

3 comentarios:

  1. ¿Has leído 'Ada o el ardor' de Nabokov?

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  2. Pues no, y sé que debería. De Nabokov he trabajado los cuentos; la biografía "Habla memoria" y alguna que otra novela (¿cómo se titulaba aquella del jugador de ajedrez...? mierda, no me acuerdo, y me da pereza buscar en google). No, Lolita tampoco (caiga sobre mí la vergüenza).
    Pero tarde o temprano los leeré.

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Oh, ¡hay vida!