lunes, 15 de noviembre de 2010

El Soltero

El soltero es un hombre taciturno. Tiene los dedos cortos y fuertes, amarillentos del tabaco, las yemas desgastadas, las uñas romas. Su espalda es poderosa, su andar extraño y a menudo trompicado. Mira erguido, de frente: se defiende del mundo con sus cejas pobladas y unas gafas que no le confieren tanto un aspecto intelectual como burlón.

El soltero planea cada segundo del día para no dar tregua a sus ilusiones maltrechas, aunque finge dejarse llevar. Se levanta solo y se aferra a esa soledad como si fuesen los pechos de una madre reseca. Se mira y busca en el espejo al joven que va dejando de ser, sin percatarse de que ese hombre que le observa es admirable. Pero el soltero husmea en el pasado, sobrevuela el presente, teme al futuro.

Ha construido a su alrededor una muralla de pequeñísimos detalles que le protegen de cualquier cambio. Los odia y necesita a partes iguales. El segundo café de la mañana, el cigarro liado con calma, los instantes de autocompasión.

El soltero tiene una novia que sonríe cada vez que le ve llegar con ese paso algo desgarbado en el que los pies adelantan al cuerpo más de lo normal. Le besa y parece temblorosa. Él se pregunta por qué serán las mujeres tan frioleras mientras busca su mano, porque en realidad le gusta aferrarse a ella. La novia del soltero es una desdichada. A estas alturas, aún persigue ser feliz. Él la mira un poco conmovido y le habla de lo dura que es la vida, de la crueldad de las relaciones. Le advierte que dejarse llevar es un error. Ella asiente y va dejando poco a poco que las ilusiones se deshinchen, mientras le da la razón y le acaricia la cara, esperando una palabra que no llega jamás.

Después se abrazan muy fuerte, se olisquean, se escuchan respirar y terminan susurrandose obscenidades en un acto que a ella le parece de amor sublime y a él de placer dionisíaco.

8 comentarios:

  1. Una compasión tan minuciosa, atenta y penetrante como la tuya acaba siendo en realidad cruel, imagino que lo sabes. O quizás sea al revés, es tu creldad objetiva y sagaz la que trasluce una gran compasión. En cualquier caso es un placer leerte. La espera ha merecido la pena.

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  2. Gracias, Vanbrugh. Qué veloz. Y qué certero en tu comentario. Me gusta pensar que, en el fondo, hay compasión. La crueldad no es otra que la realidad.

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  3. A mí, en cambio, lo que me llama la atención es como dos propósitos tan distintos -¡y pasa tanto!- el de el y el de ella, se "combinan" para montarse esa insatisfactoria satisfacción. Pero sí, tiene razón Vanbrugh: ¿compasión...depiadada?

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  4. Desmesuradamente triste y real.
    Triste realidad, que a partes iguales nos atrapa y en la que, en ocasiones, nos sumergimos conscientemente.

    Leerte me ha traido a la mente la vida sin aire.
    Y no hago más que respirar hondo, ahuyentando, si quiera, la imagen leída. Tengo una habitación en mi casa llena de oxigeno puro. Hoy me encerraré ahí.

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  5. La gracia de la literatura radica (supongo) en que nos hace distinguir en nosotros mismos los sentimientos o las características de los personajes de ficción que maneja.
    En tu texto, uno puede leerse así mismo en las personalidades de ambos personajes, al igual que ocurre en "La soltera". Y eso da escalofríos, repeluco, yuyu, y cosquillas, y gustico.
    Y esa sensación es la que hace grandes a las palabras.
    Tristes, esperanzados, nostálgicos, perdedores, vencedores, seductores, abandonados, egoístas, complacientes, conscientes, inconscientes... Así somos, y así nos lo has contado.
    Un placer, volver a leerte (por partida doble).
    Saludos.

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  6. Exacto: lo importante es que gozan juntos.

    Gracias por los comentarios, a todos. Como siempre, me abrumáis.

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  7. ¿Por qué triste, por qué cruel? No me lo parece. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. ¿No es acaso mejor, por mucho que duela al principio, mirar la realidad de frente, conocernos sin tapujos? Y eso no me parece incompatible con perseguir (¿aún?) ser feliz. En todo caso, muy bien narrado, una descripción minuciosa que hace pensar.

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  8. ¿Que la verdad no es triste????? (es una frase impropia de tí, Miros, pareja a aquella de 'amor es no decir nunca lo siento' o algo así. La verdad puede ser muy triste, o no, depende de...cada verdad en concreto)

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Oh, ¡hay vida!