martes, 2 de febrero de 2010

Ecuánime

A veces -sólo a veces, cuando no ando sobrepasada por esta veloz concatenación de días- me tomo un momento para ponerme en tu lugar.

Me convierto entonces en el joven que de pronto se ve obligado a trasluchar su futuro por culpa de una ráfaga en forma de muerte, de soledad y de responsabilidades precoces.

Luego creo ser el hombre que paseaba arriba y abajo por la calle en que ella vivía, queriendo atisbar un rizo, o un poco de magnanimidad que jamás llegó. Encarno a aquel que abraza una guitarra casi siempre muda con un nudo en el estómago y planifica tareas rutinarias para que el tiempo pase menos insolente. Ordenado. Ya amanece otra vez.

Cuando soy tú ni siquiera recuerdo que exista alguien como yo y al volver -al mirarme sin dar crédito: ¿quién soy ahora?- sólo espero que mi presencia inesperada suponga cierto espaldarazo de justicia.

12 comentarios:

  1. vaya paz (ignoro por qué) leer esto.

    vamos, no una paz exagerada, sino una normalita.

    pero bien.

    /

    ResponderEliminar
  2. Pues quedo agradecida, hombre. Dudo si medir en arrobas, en codos, o en onzas (no sé qué material pueda componer el agradecimiento), pero es bastante. Así da gusto, la verdad.

    Abrazo

    ResponderEliminar
  3. Para decir que algo no es exagerado, sino normalito, yo jamás usaría la expresión "vaya paz". De hecho, me callaría la puta boquita. ¿Por qué tenemos este síndrome de tener que comentarlo todo? Panda de gilipollas hay sueltos, co-le-ga.

    ResponderEliminar
  4. ¿Se cree crítico literario?

    Carlos, cómeme el chichi.

    ResponderEliminar
  5. ¿Se cree crítico literario?

    Carlos, cómeme el chichi.

    ResponderEliminar
  6. En este instante, y sólo por tu advenimiento, estoy saltando en mi cursi hogar lleno de flores y libros y olor a todo tipo de chucherías infantiles. Ah, y me he acabado el culín de whisky de malta con el que trataba de entrar en calor. A tu salud, hermosa.

    ResponderEliminar
  7. A la mierda: esto se merece rellenar el vaso.

    ResponderEliminar
  8. No mitifiques, Polly, los críticos literarios no suelen saber comer bien el chichi. Son talentos casi incompatibles.

    ResponderEliminar
  9. Tienes razón, Lansky. No había caído. Ni editores, ni escritores ni críticos literarios. ¡Por una chochera bien tratada!

    ResponderEliminar
  10. ui, vaya días que me he perdido!

    o´clock, de gracias nada. me gusta cuando escribes del satélite aquel.

    así que... me han dado licencia para comer el chichi, y luego me la han quitao. que mal.

    con el tiempo, y si un día presento mis disculpas, volveré a caerte bien polly querida.

    ¿me perdonarás algún día?... si, si... se puede perdonar la maldad, pero no la tontería.

    pero bueno, no es una cosa que nos quite el sueño a ninguno de los dos. estoy seguro.

    /

    ResponderEliminar

Oh, ¡hay vida!